
Es aquella en la que se inscribe nuestra sociedad, tiene una estructura social patriarcal. “La figura que encarna los valores del bien es la de Dios todo creador omnipotente y todo poderoso, lleno de bondad, conocedor del bien, de la ley y el orden, que puede juzgar, premiar y castigar. Y este Dios es varón y es padre, con capacidad de engendrar a su hijo, hombre y dios. En nuestra sociedad es el padre el encargado de la ley en la casa, es él quien castiga, por sí mismo o en su nombre.
La figura femenina, María, ni es una Diosa, ni tiene las mismas atribuciones que Dios. Su poder se le confiere siendo humana por haber sido escogida por Dios para engendrar a otro Dios. Está subordinada al Dios padre y al Dios hijo…Los valores que encarna son fundamentalmente la maternidad, entendida como entrega absoluta e incondicional, la virginidad, en el sentido de desprendimiento de su sexualidad y su corporalidad y la sumisión al orden patriarcal. En el evangelio en la anunciación del Señor dijo María: “He aquí la esclava del señor; hágase en mí según tu palabra” Lucas 1, 37.
Otro símbolo de mujer que aparece en la tradición judeocristiana es Eva, la esposa, de nuevo subordinada al varón, porque fue hecha por Dios, no a su imagen y semejanza, sino de la estructura de Adán, por lo tanto diferente y de menos valor. Ella es el símbolo de la seducción, del placer y del pecado. Ella es la responsable de las desgracias humanas.
En el antiguo testamento Dios habla a la humanidad, a la mujer le dijo: “multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará” Génesis 3, 16.
Por si no quedase claro en las aclaraciones a pie de página se especifica: “la sentencia sobre la mujer responde a las penas que lleva consigo sus oficios de esposa y de madre”
En la tradición católica aparece una nueva dicotomía con respecto a los arquetipos de mujer. O se es madre, o se es puta. La madre es la mujer afectiva, idealizada, buena, asexuada, como María. La puta es la mujer sexuada, que desea, seductora, real y mala, como Eva”.
En la tradición helénica, que también forma parte de nuestra herencia cultural, se repiten similares arquetipos.
Era otra sociedad patriarcal, por lo tanto, la máxima jerarquía del Olimpo la encarnaba Zeus, Dios de los cielos y la tierra, encargado de imponer el orden en la esfera divina y humana, implacable a la hora de administrar justicia, violento, incluso a la hora de emparejarse y engendrar.
Los mitos fueron historias creadas o contadas por los hombres para vincular su origen a los dioses. En los hechos contados, en sus expresiones, queda constancia del imaginario, de las normas y valores de los pueblos que los crearon.
En aquellos mitos Zeus, aún siendo Dios y encarnando todo el poder, utiliza el engaño para seducir y, cuando no lo logra, rapta y viola a las diosas y mortales, incluso a su legítima esposa Hera…
Las diosas según la mitología griega encarnan arquetipos, como el de Hera, que es la esposa celosa, Demeter la madre igual de posesiva con su hija como Hera con su esposo. Atenea la guerrera, pero no la violenta, ya que encarna la estrategia, lo mental, siendo una diosa “ varonil”, virgen, que no se somete a ningún varón y es nacida, no de madre, sino de la cabeza de Zeus. Afrodita, Diosa poderosa del amor, encarna a la mujer seductora, por la que se pelean los varones.
La violencia como arma de sometimiento al poder es constante en todos los mitos, y la violencia contra las mujeres también, sean estas diosas o mortales. En la Iliada uno de los botines de los héroes, fueron las mujeres poderosas de Troya, a las que arrancaron de su posición y convirtieron en esclavas y concubinas.”
En la tradición católica aparece una nueva dicotomía con respecto a los arquetipos de mujer. O se es madre, o se es puta. La madre es la mujer afectiva, idealizada, buena, asexuada, como María. La puta es la mujer sexuada, que desea, seductora, real y mala, como Eva”.
En la tradición helénica, que también forma parte de nuestra herencia cultural, se repiten similares arquetipos.
Era otra sociedad patriarcal, por lo tanto, la máxima jerarquía del Olimpo la encarnaba Zeus, Dios de los cielos y la tierra, encargado de imponer el orden en la esfera divina y humana, implacable a la hora de administrar justicia, violento, incluso a la hora de emparejarse y engendrar.
Los mitos fueron historias creadas o contadas por los hombres para vincular su origen a los dioses. En los hechos contados, en sus expresiones, queda constancia del imaginario, de las normas y valores de los pueblos que los crearon.
En aquellos mitos Zeus, aún siendo Dios y encarnando todo el poder, utiliza el engaño para seducir y, cuando no lo logra, rapta y viola a las diosas y mortales, incluso a su legítima esposa Hera…
Las diosas según la mitología griega encarnan arquetipos, como el de Hera, que es la esposa celosa, Demeter la madre igual de posesiva con su hija como Hera con su esposo. Atenea la guerrera, pero no la violenta, ya que encarna la estrategia, lo mental, siendo una diosa “ varonil”, virgen, que no se somete a ningún varón y es nacida, no de madre, sino de la cabeza de Zeus. Afrodita, Diosa poderosa del amor, encarna a la mujer seductora, por la que se pelean los varones.
La violencia como arma de sometimiento al poder es constante en todos los mitos, y la violencia contra las mujeres también, sean estas diosas o mortales. En la Iliada uno de los botines de los héroes, fueron las mujeres poderosas de Troya, a las que arrancaron de su posición y convirtieron en esclavas y concubinas.”
Paloma Andrés Domingo
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